La Revolución del deporte empieza con lo Simple

La Revolución del deporte empieza con lo Simple
La industria del deporte en Colombia se enfrenta a un punto de quiebre: o evoluciona hacia un ecosistema productivo, sostenible e inclusivo, o seguirá atrapada en lógicas asistencialistas y estructuras que envejecieron mal. Este artículo plantea que la verdadera transformación no llegará con discursos complejos ni planes inalcanzables, sino con una gestión INNteligente, capaz de activar cambios estructurales a partir de acciones alcanzables y bien conectadas con el territorio. Más que una crítica, es una invitación a repensar cómo se construye la gobernanza del deporte en el país: con liderazgo distribuido, datos útiles, sostenibilidad real y una conexión profunda con los usuarios, consumidores y comunidades que hacen de esta industria un eje transversal para el desarrollo económico del siglo XXI.
 
En el deporte, lo complejo suele paralizar, pero lo simple —bien hecho— puede transformar sistemas enteros. ¿Y si la gran revolución no está en cambiarlo todo, sino en gestionar de forma INNteligente lo que ya tenemos? En un país donde más del 80% de las organizaciones deportivas operan en la informalidad, la innovación no comienza con un plan maestro, sino con acciones pequeñas, bien pensadas y profundamente conectadas con la realidad.
 
Lo que no se ve, pero lo define todo
En Colombia, el 80% de los clubes y organizaciones deportivas de base operan en condiciones de informalidad o con trámites apenas básicos para sobrevivir. No es un tema menor: la informalidad no solo limita el acceso a recursos, también bloquea la posibilidad de proyectar el deporte como industria. Paradójicamente, lo que debería ser un motor de desarrollo local, termina funcionando con lógica de subsistencia.

Este fenómeno tiene raíces profundas. Venimos de un modelo asistencialista donde lo público entrega apoyos puntuales, pero no crea condiciones para el fortalecimiento organizacional. La formalización, en lugar de ser entendida como una oportunidad para acceder a beneficios, se ha convertido en sinónimo de carga, control o sanción.

Lo grave es que esa lógica se ha normalizado. Se planifican programas técnicos con foco en resultados, pero sin conexión real con las capacidades de gestión de los actores en el territorio. Como afirma el Ministerio de Turismo y Deporte de Argentina: “Sin estructura institucional sólida, no hay desarrollo deportivo sostenible”. Y nosotros seguimos construyendo sobre terreno débil.

La dirigencia también necesita relevo
Hay un problema silencioso que nos impide avanzar: el miedo al cambio dentro de la dirigencia deportiva. Muchos líderes aprendieron a moverse en un sistema que premia la estabilidad, no la innovación. Como resultado, nuevas generaciones con ideas frescas, con visión digital y enfoque empresarial, encuentran cerradas las puertas de entrada.

Este no es un fenómeno exclusivo de Colombia. Un informe del Consejo Superior de Deportes de España (2023) reconoce que “una de las principales barreras para la modernización de las estructuras deportivas está en la resistencia de los liderazgos tradicionales a procesos de apertura y transformación organizacional”. Esa misma resistencia es la que retrasa la llegada de modelos más horizontales, colaborativos y productivos.

No se trata de desconocer el recorrido de quienes han sostenido al deporte en contextos adversos, sino de entender que el liderazgo de hoy necesita nuevas herramientas: gobernanza distribuida, pensamiento sistémico, uso de datos, sostenibilidad financiera y enfoque de bienestar. La industria exige nuevas capacidades y, por tanto, nuevos liderazgos.

No más diagnósticos sin territorio
A esto se suma un vacío que la academia y las instituciones aún no han logrado llenar: la falta de datos rigurosos, actualizados y accionables sobre la industria del deporte. Seguimos repitiendo diagnósticos generales, sin mirar de frente lo que realmente ocurre en las canchas, los barrios y las organizaciones comunitarias.

En contraste, países como Argentina han impulsado observatorios de datos deportivos, integrando estadísticas de participación, consumo, empleo y formación en el sector. En palabras del Observatorio Económico del Deporte Argentino: “La política pública deportiva debe apoyarse en evidencia para generar impacto real y sostenible”. En Colombia, esa conexión entre evidencia y acción todavía es frágil.

Necesitamos investigación aplicada, herramientas abiertas, colaboración público-privada y comunidades que participen no solo como beneficiarias, sino como co-creadoras del sistema. Porque transformar el deporte no es tarea de un actor aislado. Requiere red, requiere visión, y sobre todo, requiere una gestión INNteligente con acciones simples que transforman.

La industria del deporte no necesita discursos más técnicos ni reformas grandilocuentes. Necesita visión, coraje y voluntad para hacer lo esencial con excelencia. Necesita una gestión INNteligente que transforme desde lo cotidiano, desde lo posible, desde lo que ya está al alcance, pero aún no hemos decidido hacer bien.

El cambio no vendrá solo desde las instituciones. Vendrá de quienes están dispuestos a mirar el territorio con otros ojos, a escuchar lo que no se ha dicho y a conectar actores que antes no se hablaban. Vendrá de quienes entienden que el deporte no se dirige desde un escritorio, sino que se transforma desde la cancha, la comunidad y la convicción de que sí es posible hacer las cosas mejor.

En Conexión Esfera ya empezamos ese camino. Porque si algo tenemos claro, es que las acciones simples, bien pensadas y bien ejecutadas, son las que abren paso a las transformaciones reales.
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