Del propósito a la economía viva: Foro, clúster y una historia de acción colectiva.

Del propósito a la economía viva: Foro, clúster y una historia de acción colectiva.
El deporte colombiano atraviesa un momento decisivo: dejó de ser un tema recreativo para consolidarse como una economía viva que genera empleo, cohesión y desarrollo. Este artículo, inspirado en el recorrido de Conexión Esfera dentro del Clúster de Recreación y Deporte de la Cámara de Comercio de Bogotá, refleja cómo el propósito superior de conectar el deporte con la educación, la cultura y el turismo se ha convertido en una fuerza real de transformación. A propósito del Foro de Economía del Deporte, esta reflexión pone en valor lo que ocurre cuando los datos, la gestión y la pasión se alinean con una visión compartida: un deporte que no solo se practica, se piensa, se mide y se convierte en motor de ciudad.

Hay momentos en los que una conversación se convierte en historia. Lo que empezó hace unos años como una idea rebelde —la de pensar el deporte como economía, como industria y no como favor— hoy tiene rostro, cifras y resultados. El Foro de Economía del Deporte de la Cámara de Comercio de Bogotá no es solo un espacio en la agenda: es la confirmación de que el deporte dejó de ser un tema periférico y se convirtió en una fuerza viva de desarrollo y transformación.

Desde Conexión Esfera hemos apostado por algo que suena simple, pero que ha sido profundamente desafiante: demostrar con hechos que el deporte también se gestiona, se innova y se mide. Lo hemos hecho desde la calle, desde el territorio, desde el encuentro con cientos de organizaciones que hoy entienden que la pasión no está reñida con la productividad. Y en ese recorrido, hemos aprendido que cuando el propósito se sostiene con estrategia, el impacto se vuelve inevitable.

 

El deporte ya es economía

Durante años, al deporte lo encasillaron como gasto social. Hoy la evidencia lo saca de esa esquina: según la Cuenta Satélite del Deporte de Bogotá (IDRD–DANE), en 2023 el valor agregado del deporte alcanzó $4,1 billones y creció 11% frente a 2022. Ese no es un relato; es economía real con encadenamientos productivos que ya están ocurriendo en la ciudad.

Detrás de esas cifras hay rostros y oficios: entrenadores que formalizan su servicio, clubes que aprenden a medir su impacto, empresas que integran bienestar como estrategia y barrios que activan comercio, turismo y empleo alrededor de la práctica deportiva. La “economía invisible” del deporte dejó de ser invisible cuando se midió con metodología oficial y se publicó para toda la ciudad.

Ese cambio de paradigma no llegó por decreto, llegó por acción: por organizaciones que dejaron de operar a ciegas y empezaron a gestionar con datos, convirtiendo la pasión en productividad. A partir de aquí, hablar de deporte sin hablar de economía ya no tiene sentido.

Propósito en acción: nuestra estrella guía

Nuestro propósito superior no es un slogan; es un norte que se siente en la calle. Cuando decimos que conectamos el deporte con la innovación, la tecnología y la sostenibilidad, hablamos de algo concreto, que busca ver a un club que antes sobrevivía a punta de voluntad, entenderse como actor económico y social activo. Que pasa de ver a una entrenadora que solo llevaba planillas, medir su impacto y sentarse a negociar con argumentos. Ese es el trayecto: del “hacer por hacer” al hacer con sentido.

En Suba, por ejemplo, un mapa deja de ser un archivo cuando se convierte en ruta: la caracterización abre una puerta, la formación afina el rumbo y la digitalización enciende el tablero. Lo que antes era intuición suelta se vuelve sistema: datos que cuentan historias, historias que convocan aliados, aliados que transforman el barrio. Así funciona nuestro propósito: primero conecta, luego ordena, después acelera.

Y cuando esa lógica aterriza, las piezas encajan: el torneo deja economía en el comercio local, la escuela deportiva mejora hábitos y convivencia, el club con indicadores atrae inversión. Propósito, datos y acción: tres palabras que, juntas, cambian la conversación de “apóyenos” a “invirtamos juntos”. Porque el deporte, cuando se gestiona con esa estrella guía, deja de ser evento y se vuelve proyecto de ciudad.

Del territorio al escenario: una voz que ya pesa en la economía del deporte

Llegar al Foro de Economía del Deporte no fue cuestión de agenda, fue consecuencia. Cada conversación en los barrios, cada proyecto implementado con rigor, cada alianza que creímos imposible, nos trajo hasta aquí. Lo que hoy se escucha en ese escenario —que el deporte genera valor, empleo y bienestar— lleva años latiendo en las calles, en los clubes que perseveran, en los gestores que aprendieron a hablar el lenguaje de la productividad sin perder la esencia de la pasión.

Conexión Esfera llega al foro no como invitado, sino como parte viva del proceso. Hemos demostrado que cuando las organizaciones se piensan como ecosistemas, el deporte se convierte en economía y la economía se humaniza. En el marco del Clúster de Recreación y Deporte de la Cámara de Comercio de Bogotá, hemos tejido un relato colectivo donde el deporte no pide espacio: lo conquista con resultados, innovación y propósito.

Hoy no celebramos un punto de llegada, sino un punto de inflexión. Porque si algo nos ha enseñado este camino es que la transformación no ocurre en el micrófono, sino en la acción; no en los aplausos, sino en la constancia. Y ahí seguiremos: llevando la voz del territorio al escenario, recordando que la economía del deporte no se mide solo en cifras, sino en la capacidad de mover voluntades, inspirar cambios y sostener comunidades.

Nada de lo que hoy celebramos en el Foro de Economía del Deporte es fruto del azar. Es el resultado de una convicción profunda: el deporte es economía, cultura y desarrollo al mismo tiempo. Lo que comenzó como una apuesta por conectar sectores hoy es un movimiento que impulsa empleo, innovación y bienestar en la ciudad.

Conexión Esfera ha demostrado que transformar no es prometer, sino hacer con coherencia. Que los datos sirven cuando cuentan historias humanas. Que el propósito importa cuando se convierte en acción medible. Y que la rebeldía tiene sentido cuando se traduce en estructuras que funcionan, en alianzas que perduran y en comunidades que prosperan.

Hoy, más que nunca, creemos que el futuro del deporte colombiano se juega en su capacidad para entenderse como industria y comportarse como ecosistema. Porque solo así, el talento, la pasión y la gestión podrán multiplicar su impacto. Y en ese camino —con propósito, estructura y corazón— seguiremos siendo parte de la historia que está redefiniendo lo que significa hacer del deporte una verdadera economía viva.

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