Mujeres en Juego: el liderazgo invisible

Mujeres en Juego: el liderazgo invisible
En la mayoría de clubes deportivos se repite una escena: en la foto oficial y en la firma aparecen los hombres, pero cuando hay que resolver el día a día —hablar con padres y madres, acompañar procesos, ordenar el club— aparece una mujer.

Desde Conexión Esfera quisimos ponerle datos a esa intuición y realizamos el estudio exploratorio “Mujeres en Juego: Estudio Exploratorio sobre su Participación y Liderazgo en Clubes Deportivos de Colombia”, con 44 clubes y organizaciones con los que ya trabajamos. Los resultados muestran algo potente: las mujeres ya lideran, sostienen relaciones clave, toman decisiones importantes y, muchas veces, tienen una visión clara, profunda y estratégica de hacia dónde va el club, aunque no siempre se les reconozca en público como parte del nivel directivo.

Este estudio no pretende cerrar la conversación, sino abrirla. Es un primer mapa para seguir recopilando información, diseñar mejores estrategias e identificar programas concretos que fortalezcan el liderazgo de las mujeres en equipo con los hombres. La invitación es clara: reconocernos, hacernos más visibles, atrevernos a figurar y construir, juntas y juntos, una industria del deporte más inteligente, humana y equilibrada.

Si trabajas en un club deportivo, seguro conoces a alguien así:

-Es la primera persona a la que llaman padres y madres cuando hay dudas o cambios de horario.
– Sabe quién está al día, quién tuvo una lesión, quién está desmotivado.
– Organiza uniformes, grupos de WhatsApp, planillas y reuniones.

Y cuando algo se desordena, es la que aparece a ponerle cuerpo y calma a la situación.

Tiene llave del club, conoce a todas las familias, se sabe la historia de cada equipo… y muchas veces también sabe con mucha claridad para dónde debería ir el club, qué cambios hacen falta, qué decisiones se están aplazando. Sin embargo, en el organigrama suele aparecer como “apoyo administrativo”, “coordinación” o ni siquiera aparece.

Durante años hemos escuchado frases como:
“faltan mujeres en cargos directivos”, “cuando haya más mujeres formadas, la cosa cambiará”.

Desde Conexión Esfera, lo que veíamos en la cancha y en las oficinas no cuadraba del todo con ese relato. Sabíamos que había algo más: mujeres liderando y pensando estratégicamente el club, solo que desde lugares poco nombrados.

Por eso decidimos hacer lo que mejor sabemos hacer: conectar intuición con datos.

Así nace el estudio exploratorio “Mujeres en Juego”, desarrollado con 44 clubes y organizaciones deportivas clientes de Conexión Esfera, en el marco del curso “Estrategias de liderazgo para el posicionamiento de las mujeres en las organizaciones deportivas” del Comité Olímpico Argentino.

Lo llamamos exploratorio por una razón muy sencilla: no busca ser “la verdad definitiva”, sino el primer paso de un camino que queremos seguir construyendo con más información, más voces y más territorios, para diseñar estrategias y programas que tengan los pies bien puestos en la realidad.

Y, sobre todo, nace con una invitación: que nosotras, como mujeres del deporte, reconozcamos el liderazgo que ya ejercemos, nos atrevamos a aparecer, y que lo hagamos en alianza con los hombres, porque cuando esas miradas se suman, la visión gerencial del club se vuelve más completa y poderosa.

Así nace el estudio exploratorio “Mujeres en Juego”, desarrollado con 44 clubes y organizaciones deportivas clientes de Conexión Esfera, en el marco del curso “Estrategias de liderazgo para el posicionamiento de las mujeres en las organizaciones deportivas” del Comité Olímpico Argentino.

Mirar hacia adentro: ¿dónde estamos las mujeres en los clubes?

En lugar de hablar “del sistema” en abstracto, miramos nuestra propia casa. Tomamos 44 clubes y organizaciones deportivas con los que hemos trabajado en Conexión Esfera y revisamos:

– Qué tipos de cargos existen (gerenciales, administrativos, operativos).
– Quiénes los ocupan, hombres y mujeres.
– Qué pasa en distintas disciplinas y modelos de club.

Y cómo se alimenta todo esto desde la formación profesional es decir la académia (tomando como referencia la carrera de Administración Deportiva de la Universidad Distrital).

No queríamos una foto perfecta, queríamos una foto honesta. En este primer corte exploratorio vimos algo que se repite: En la parte más visible de la estructura (direcciones generales, presidencias, juntas), predominan los hombres.

En la parte que sostiene la experiencia diaria (administración, coordinación, acompañamiento a familias y deportistas), aparecen con fuerza las mujeres.

Es decir:
las mujeres ya están donde importa la relación con las personas, donde se cuida la experiencia, donde se percibe el servicio. Esa es una buena noticia.

La parte pendiente es que ese liderazgo cotidiano y esa lectura tan fina del club no siempre se reflejan en:

– Espacios formales de decisión,
– Cargos de mayor nivel,
– O vocerías del club frente a la industria.

Este primer hallazgo nos deja una certeza y una tarea:

Certeza: no partimos de cero, hay una base fuerte de liderazgo femenino.

Tarea: entender cómo ese liderazgo, que ya sostiene el presente, puede también incidir explícitamente en el futuro del club.



El liderazgo que no siempre se nombra (pero que todo el mundo consulta)

Más allá de los números, hubo algo que se repitió en las historias que recogimos. En muchos clubes, el esquema se parece a este:

– En los documentos, el máximo cargo lo ocupa un hombre.
– En la práctica, antes de tomar una decisión importante, se consulta con una mujer: socia, cofundadora, administradora, coordinadora.

Ella es la persona que:

– Pone contexto cuando hay que decidir,
– Sabe cómo van a reaccionar padres y madres ante un cambio,
– Entiende qué necesita ese equipo en este momento,
– Anticipa riesgos y sugiere caminos.

Y algo más:
no solo sabe qué está pasando hoy en el club, tiene una visión muy clara de hacia dónde podría y debería ir. Esa mirada, muchas veces, es profundamente gerencial: conecta lo emocional con lo financiero, lo deportivo con lo humano, lo que se sueña con lo que realmente se puede ejecutar.

Eso es liderazgo. Aunque no lleve siempre el título de “directora”, “presidenta” o “gerente”.

En el estudio lo llamamos liderazgo relacional o no reconocido: Relacional, porque sostiene vínculos, confianza y clima, no reconocido, porque el sistema no siempre lo refleja en cargos, firmas o espacios de voz.

Aquí aparece un punto clave: cuando esa visión gerencial profunda que muchas mujeres ya tienen se combina con la de los hombres que lideran los clubes, el proyecto se potencia. No se trata de competir, sino de sumar capas de lectura sobre la misma realidad.

Este hallazgo nos pone frente a un espejo, especialmente a nosotras como mujeres: Muchas ya estamos tomando decisiones, ya influimos en el rumbo de los clubes, ya imaginamos el futuro del proyecto. Pero no siempre nos reconocemos como líderes, no siempre nos atrevemos a aparecer, no siempre levantamos la mano cuando hay que figurar o ocupar un cargo directivo.

Y también nos plantea una tarea compartida con los hombres del sector: Reconocer ese liderazgo no es una amenaza, es una oportunidad de hacer mejor la gestión. Cuando hombres y mujeres se sientan juntos a leer la realidad y decidir, la visión se amplía y se vuelve más sostenible.


De los datos a la acción: tres movimientos para empezar a cambiar el juego

El objetivo de “Mujeres en Juego” no es solo describir la realidad, sino ayudarnos a moverla. A partir de este primer mapa exploratorio, vemos al menos tres movimientos posibles.

1. Formación con contexto

Muchas mujeres ya están liderando procesos clave, pero no siempre han tenido acceso a formación pensada para su rol y su realidad. Aquí vemos una oportunidad clara:

– Rutas de formación en gestión deportiva con enfoque de género, que hablen de administración, liderazgo, tecnología, finanzas y comunicación desde el día a día de los clubes.
– Mentorías entre mujeres que ya ocupan posiciones directivas y quienes están empezando a dar ese paso.
– Espacios donde también se pueda hablar de cosas que no suelen entrar en los diplomados: cómo negociar, cómo poner límites, cómo cuidar la salud mental en medio de tanta responsabilidad.

Formarse no es empezar de cero. Es ponerle nombre y herramienta a lo que muchas ya hacemos y a la visión que ya tenemos del futuro del club.

2. Visibilización intencionada

El segundo movimiento tiene que ver con algo tan sencillo (y tan profundo) como contar mejor las historias.

¿Quién aparece en la web y en las redes del club?

¿A quién invitamos a los paneles, a las ruedas de prensa, a los espacios de reflexión sectorial?

¿Cómo nombramos a las mujeres que lideran procesos dentro del equipo?

Visibilizar no es solo “poner una foto”. Es decir con claridad: “Esta área la lidera una mujer. Esta decisión la tomamos en equipo. Este proyecto existe gracias a este liderazgo compartido”.

Y aquí la invitación para nosotras es directa: atrevernos a decir sí cuando nos invitan a hablar, a escribir, a representar al club. No esperar a “estar perfectas” para aparecer.

3. Gobernanza más equilibrada

El tercer movimiento tiene que ver con la forma en que se toman decisiones:

Este estudio exploratorio no alcanza para decretar recetas, pero sí deja pistas para trabajar:

– Revisar la composición de juntas, comités y equipos directivos, buscando que haya más de una mirada sobre la mesa.
– Abrir procesos de selección de cargos de liderazgo, para que no dependan solo de redes informales o amistades de siempre.
– Diseñar planes donde el liderazgo femenino forme parte de la conversación de mediano y largo plazo del club.

La idea no es reemplazar a los hombres, es sumar a las mujeres que ya están ahí, de manera explícita, a la toma de decisiones.

Cuando el deporte se gobierna solo desde una voz, pierde profundidad. Cuando se gobierna desde voces diversas, gana perspectiva, gana humanidad y, muchas veces, también gana sostenibilidad.
 
“Mujeres en Juego” es un punto de partida, no un punto final. Es un estudio exploratorio que nos permitió confirmar algo que ya veíamos en nuestra práctica diaria:

– Las mujeres están presentes en los clubes.
– Lideran procesos clave.
– Sostienen relaciones, decisiones y experiencias.

Y muchas veces, tienen una visión gerencial muy clara de hacia dónde puede crecer el club.
La pregunta ya no es si “algún día habrá mujeres listas para liderar”. La pregunta es:

¿Cómo vamos a reconocer, cuidar y potenciar el liderazgo que ya existe, para que el deporte que soñamos lo construyamos hombres y mujeres, en el mismo equipo?

Como mujeres, la invitación es doble:

A vernos y nombrarnos como líderes: aparecer en la foto, en la firma, levantar la mano cuando haya espacios de decisión, pedir formación cuando la necesitemos, compartir la visión que muchas ya tenemos clara.

A creer que el deporte sí es una posibilidad real: una opción económica, profesional y de crecimiento personal. No es solo un hobby, ni un favor que le hacemos a otros. Es una industria donde también podemos construir carrera, empresa, estabilidad y propósito.

Como hombres, la invitación es a abrir espacio, escuchar y sumar: reconocer que cuando esa visión profunda que muchas mujeres tienen del club se combina con su propia mirada, el proyecto se fortalece y el liderazgo se vuelve más completo.

Desde Conexión Esfera queremos seguir caminando este proceso con datos, con escucha y con acción. “Mujeres en Juego” es solo la primera conversación de muchas que vendrán para diseñar programas, rutas y proyectos donde el liderazgo femenino en el deporte deje de ser algo que “se intuye” y se convierta en algo que se ve, se nombra, se celebra y también se proyecta como camino de vida.

Porque si algo nos enseñan estos 44 clubes es que el deporte, cuando se lidera entre todas y todos, no solo funciona mejor: también abre puertas, crea oportunidades y se convierte en un lugar donde las mujeres podemos crear, crecer, decidir y construir.

 

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